Miguel Alfonso Martínez-Echevarría
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Querido Miguel Alfonso,

El ser humano tiene una tendencia casi natural a agradecer los servicios recibidos. Si la persona está cultivada esa tendencia se convierte en un hábito. Pero si el servicio prestado ha sido grande, enorme, esa tendencia se vive como una necesidad imperiosa. Esta exigencia es la que nos ha llevado a la Facultad de Económicas como institución a rendir homenaje a tu persona y carrera profesional. No sólo porque gracias a tu entrega generosa y abnegada la Facultad de Económicas es hoy una realidad notable, sino porque has sabido estar siempre con la misma elegancia, señorío y buen hacer, en todas las posiciones y lugares que a lo largo de estas décadas te ha tocado ocupar. Pero el agradecimiento no es sólo de la institución, sino de la multitud de personas, colegas de profesión, alumnos y antiguos alumnos, personal de administración y servicios, etc. que se han enriquecido con tu saber y ciencia, que se han sentido queridos por tu sincero y amable trato, que han mejorado como personas por tu sencillo ejemplo y prudente guía.

Este conjunto de semblanzas no es más que un pequeño recuerdo, rebosante de afecto y gratitud, con el que plasmar de algún modo ese agradecimiento, y devolver, aunque sea en una parte ínfima, el cariño que has derrochado a lo largo de estos años en la Universidad de Navarra con todos nosotros.

Mi enhorabuena por estos extraordinarios años de servicio y amor a la Verdad.    


Ignacio Ferrero
Alumno de la primera promoción de Económicas
Actual decano de la Facultad de Económicas


RAFAEL ALVIRA

Conozco a Miguel-Alfonso Martínez-Echevarría desde los tiempos juveniles de nuestra enseñanza secundaria en Madrid, aunque éramos alumnos de centros diferentes. Destacado desde el principio por su gran valía, en la que sin duda influyó la extraordinaria calidad de la familia Martínez-Echevarría Ortega, su genio se dejaba notar, y posiblemente se lucró de ello un conocido compañero de clase, que responde al nombre de Julio Iglesias.
De carácter reflexivo y firme, constante, serio pero con vena humorística, con iniciativa y capacidad de organización, visión amplia, honradez, bondad e inteligencia singulares, el Prof. Martínez-Echevarría posee una formación muy completa, de físico, matemático, economista, historiador y pensador filosófico-teológico.
He conocido muchos economistas de excelentes cualidades, pero muy pocos que tengan una visión amplia y comprehensiva que les permita ver en profundidad el engarce de la economía en la persona y la sociedad. Miguel-Alfonso es uno de esos pocos, y ello realza todavía más su magnífica contribución a la apertura de nuevos caminos para una mejora social que unos en realidad no quieren y otros en verdad no saben hacer.
Durante muchos años el Instituto “Empresa y Humanismo” tuvo la gran suerte de contarle como puntal destacado, y en él ha dejado una huella imborrable.
Me alegra mucho unirme de corazón al tan merecido homenaje que se rinde hoy a quien ha servido de modo tan extraordinario a la Universidad de Navarra.    

ÁNGEL LUIS GONZÁLEZ GARCÍA

El homenaje a profesores que han servido con su trabajo en una Universidad constituyen actos de justicia. El reconocimiento y la gratitud son intangibles que al menos en algunas ocasiones deben hacerse tangibles. Como decía el clásico, "la nobleza vive de parte del que da, el agradecerla está de parte del que recibe". Mucha gratitud merece quien cumple, y además tan bien como el Prof. Martínez- Echevarría. Los colegas de trabajo universitario deseamos pregonar públicamente nuestra gratitud por el imponente trabajo docente, investigador y de gestión académica de Miguel Alfonso Martínez-Echevarría. Nunca puedo olvidar la ilusión con que recibió el encargo que le transmití de parte del Rectorado de que pusiera en marcha la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Resulta conforme a la justicia expresar el reconocimiento y gratitud merecidos por su trabajo, esfuerzo y esperanza, como su primer Decano, puestos al servicio de hacer realidad la Facultad.
El fuerte y cordial abrazo de siempre

REYES
CALDERÓN

Miguel Alfonso Martínez-Echevarría: La docencia como arte; la maestría como contagio. 
Tolstoi era un genio, aun equivocándose. Lo traigo a colación porque, cuando leo su “¿Qué es el arte?”, no puedo dejar de recordar a Miguel Alfonso, a quien siempre he considerado como un profesor artista, lo que, a mi entender, es el sumun de un docente. Con independencia de las cuestiones sociales, Tolstoi identifica el arte con una peculiar forma de comunicación, un contagio sólo válido cuando las emociones que transmite pueden ser compartidas por todos los hombres. Un maestro explica. Un artista contagia. “Si el artista hubiera podido explicar con palabras lo que desea transmitirnos, con palabras habríase expresado. Si se valió del conducto del arte para expresarse, es sin duda, porque las emociones no podían sernos transmitidas por medio de otro conducto”. Gracias, Miguel Alfonso, por tus palabras, habladas y escritas y explicadas, en mi caso, con enorme paciencia. Y gracias más profundas por toda la emoción que he recibido sin palabras, y que me ha permitido valorar tanto la verdad como la belleza escondidas en una ciencia aparentemente, sólo aparentemente, utilitaria como la Economía.

JOSÉ 
MIGUEL PONCE

Amigo de la Verdad
“El universitario se debe relacionar con la verdad para que acabe siendo amigo de la verdad”. Esta frase de Miguel Alfonso resume muy bien su vida, su trabajo y el comienzo de nuestra amistad. Nos conocimos en 1983, pero hasta 1987 no iniciamos una gran aventura juntos.
 “Ajústense los cinturones, vamos a despegar” fue su primera frase en la sesión inicial de la nueva Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra. La preparación y comienzos de la aquella Facultad fueron unos años apasionantes. 
“Por una economía más humana” fue el titular de una entrevista en la que el nuevo decano basaba aquel proyecto. Esa era la idea clara desde el principio. Y junto a ella, la de impatir una formación integral a los alumnos, que no solo les convirtiera en excelentes profesionales, sino también en mejores personas para hacer frente a un mundo tantas veces alejado de los valores éticos.
Lo sucedido después, ha sido fruto que todas aquellas ideas que el profesor Martínez Echevarría supo trasladarnos. Y una fundamental: estar cerca de la verdad para que ella guiara nuestro esfuerzo. Mereció la pena.

RICARDO MATEO DUEÑAS

Recuerdo nuestras conversaciones, sobre las cadenas de montaje y la humanización del trabajo. Desde el punto de vista intelectual siempre imaginé la Universidad como el lugar donde se podría de manera fácil establecer diálogos entre los profesores para construir nuevos conocimientos. Esto fue posible en mi relación con Miguel Alfonso y de manera muy interesante en mis discusiones con él sobre la importancia de la estandarización en la mejora de los procesos y de las personas. Mi visión evolucionó fruto de  esta interacción y me permitió ampliar las variables que consideraba suficientes para explicar su validez. En concreto, la deshumanización surge de la rutina sin conciencia o sentido de lo que se hace, por lo que repetir las cosas con sentido es muy humano, y sin sentido muy mecánico.

JAVIER ELIZALDE

Queridísimo Miguel Alfonso
Me alegra poder escribirte unas palabras que se harán eternas en tu libro, como eterno será el cariño y agradecimiento por todo lo que me has enseñado en estos años. No sólo me has enseñado dentro del aula con las lecciones sobre Adam Smith, Locke, Hume y, cómo no, el Leviathan, ese monstruo que aparecía en las orillas del Nilo y que siempre ha estado presente en todas las sociedades y también dentro de cada uno de nosotros. Siento que en mi ser habita el Leviathán al igual que Bahemot, aunque no distingo cuál es cuál, ni lo sabré jamás. También me has dado muchas cosas fuera del aula, con tus sonrisas, tus saludos y tu amistad. Ya sabes que mi casa es tu casa y mi mantel es tu mantel. Espero que dentro de poco estemos riéndonos con unas migas, costillas o lo que sea y una copa de buen vino. Has dejado las aulas pero todavía no has alcanzado tu esplendor.
Un fortísimo abrazo

PATRICIA PALMA PÉREZ

He tenido la suerte de conocer a un sabio y humilde maestro.

Gracias D. Miguel Alfonso


ANTONIO MORENO
IBAÑEZ

Querido Miguel Alfonso,
Cuando llegué a la Facultad en 1993, fuiste el primer profesor que conocí, entonces impartías Introducción a la Microeconomía. Fue una experiencia que, con el paso del tiempo, ha tenido un profundo impacto en mi vida. No presagiaba en este momento que iba a pasar tanto tiempo en Navarra, ni -lo que es más importante- que iba a dedicarme profesionalmente a la Economía, y que la Universidad de Navarra iba a ser mi hogar profesional. Algo tuvieron esas primeras clases de Economía, que iban a cambiar el rumbo de mi vida. La teoría y práctica económica constituye un reto apasionante.
Miguel Alfonso, has inspirado a muchos economistas a buscar la verdad en nuestra disciplina, y yo soy uno más. Tenemos unas raíces muy sólidas en la Facultad, y ya se ve que el tronco va para arriba, sin prisa, sin pausa, pero con un destino claro y nítido: servir a la sociedad generando riqueza económica y humana.
Gracias por todos estos años de dedicación a la Universidad y a la Facultad. 
Un abrazo de todo corazón,

ALBERTO VARGAS

Querido Don Miguel Alfonso:
Deseo agradecerle su magisterio. Usted es sin duda un maestro para mi. De usted he aprendido la humildad del maestro que discretamente se inclina al discípulo ayudándole suavemente a crecer; la generosidad de regalar los existos conseguidos a quien no los merece; el respeto al colega que no comparte su visión; la apertura a las diversas áreas del saber más allá de cualquier especialización mesquina; y, sobre todo, la inconformidad con los exitos obtenidos que no renuncia a descubrir más profundamente la verdad. Gracias también por su amistad.
Un cariñoso abrazo,
Beto Vargas

ROCÍO 
VÁSQUEZ PALMA

Digna labor y merecido reconocimiento por fomentar la educación de generación en generación, inculcando valores y sembrando el conocimiento y cuestionamiento. Sin duda, gracias a tus aportes y tus enseñanzas  nos has hecho mejores personas, mejores profesionales y mejores ciudadanos… 
Un gran abrazo desde Lima – Perú.

GUILLERMO DULANTO
RISHING

Es muy grato tener la posibilidad de escribir unas palabras de homenaje al profesor Miguel Alfonso Martínez-Echevarría. Y mi homenaje está vinculado a su calidad de persona y su capacidad para hacernos ver que debíamos fijarnos metas altas en el mundo académico. Él estuvo en mi ciudad, Piura (Perú), el año 2006 y gracias a él inicié mi Doctorado en el Instituto Empresa y Humanismo el año 2008. No tuve la suerte de escuchar sus clases ese año, pero sí tuve reuniones con él y me adelanto borradores de un libro que estaba escribiendo. Al leer esas páginas pude entender todo el conocimiento académico y humano que tenía sobre el desarrollo económico en nuestra sociedad. Su profunda comprensión de qué es el hombre y a qué debe aspirar en una sociedad, le permitía tener ventajas de partida frente a otras teorías que parten de una concepción utilitarista del ser humano. Felicitación Don Miguel Alfonso y gracias por todo lo que nos ha dado.

JUAN CARLOS CARRASCO

D. Miguel Alfonso fue profesor de Historia económica en el Master de Empresa y Humanismo que concluí en el 2006. Recuerdo ese tiempo como un fuerte impulso en mi vida y no se borrará de mi memoria. Agradezco a cuantos se ocuparon de nosotros y de nuestros estudios. Aprendimos a valorar los estudios humanísticos, no importa cuál fuera el contenido de la materia específica, y del talante de los profesores, recibimos un conocimiento aún mayor: apreciar las opiniones ajenas.
De D. Miguel conservo además un recuerdo especial porque me hizo sufrir con su materia porque llegué unos días más tarde del comienzo de los cursos. Por esa razón tuve que estudiar más que en otras materias y hablar con él en varias ocasiones para que me diera la aprobación del curso. Ahora agradezco aquellas vicisitudes porque me formaron en un campo no académico, tan importante como lo demás.
Deseo enviarle pues un afectuoso saludo, una felicitación por su trabajo y el deseo de que sus años próximos sigan siendo igualmente fructíferos, de lo que no tengo dudas.

PABLO ROVIRALTA

Conocí a Miguel Alfonso en Buenos Aires, con motivo de alguno de sus raids sudamericanos. Tuve la suerte de compartir con él algunas tertulias. Pronto caí en la cuenta de que detrás de esa naturalidad para explicar cualquier cosa había una mente clara: sabía escuchar, asombrarse y decir lo justo, que me resultaba por demás suficiente.
A poco de llegar a Pamplona, para cursar el Máster en Gobierno y Cultura de las Organizaciones, me enteré que ya no estaba en el claustro del Instituto Empresa y Humanismo, lo que me produjo una gran decepción. Pero el tiempo da revancha. Me enteré que estaba por comenzar su ciclo de Historia del pensamiento económico en "La doble", como dicen allá. A través de una compañera y compatriota conseguí los permisos necesarios y allí fui, como quien va al Colón, cuarenta mañanas pamplonesas, casi todas rigurosas. Nuestro homenajeado llegaba cinco minutos antes y lucía impecable. Daba su clase, que abrazaba siempre los cuatro pizarrones: Platón, Hume, Condorcet, la mano invisible, Marx y después! Luego saludaba a todos, escuchaba nuestras elementales dudas, limpiaba esa sinfonía de tizas con gran parsimonia, y abandonaba el aula. Falté en solo dos ocasiones. Hace unas semanas, en un ataque de melancolía, volví a su libro o manual de la materia. Me parecía estar escuchando aquellos mismos acordes. Podría seguir escribiendo, tirando flores, pero se pondría colorado, y eso no está bien.

EUGENIO SIMÓN 
ACOSTA

Tengo una deuda de gratitud con Miguel Alfonso por mis casi treinta años en la Universidad de Navarra, de los que me siento enormemente satisfecho. 
Supongo que recuerdas que, sin conocernos, me llamaste –yo tenía mi cátedra en Santiago- para invitarme a venir a la Facultad de Derecho, y que te dije que no. Yo no conocía la UNAV. En verano me volviste a telefonear a San Sebastián, sin insistir en el traslado. Simplemente me invitaste a comer en Pamplona para conocernos y, de paso, me enseñaste la Universidad a la que no había querido venir. ¡Qué habilidad la tuya, maestro de sabiduría y de ciencia! Tan seguro estabas de la bondad de lo que ofrecías que no necesitaste más para cambiar mi rumbo profesional y familiar. El día siguiente pedí la excedencia y desde entonces me felicito por haber compartido contigo y con otras muchas personas buenas este atractivo proyecto que es la UNAV. 
Gracias, Miguel Alfonso.

RAFAEL 
RUBIO 

DE URQUÍA

 A Miguel Alfonso Martínez-Echevarría y Ortega, muy querido amigo y compañero de tantos años, con quien he compartido muchas actividades, obras, experiencias, proyectos e ilusiones, con motivo de su Jubilación como Catedrático en la Universidad de Navarra,
expreso mi alta estima personal e intelectual, significo mi amistad y gratitud, y para él pido a Dios se sirva otorgarle todo lo necesario para permitirle continuar, por muchos años y de modo aún más pleno, su obra científica y docente,

JOSÉ ÁNGEL BRANDÍN


Al Maestro paciente, consejero franco y hombre bueno:
al Amigo benevolente, con afecto, gratitud, admiración y reconocimiento.


MIKEL 
LARREA

Querido maestro
En Septiembre del 90, cuando te conocí, tenías el mismo poco pelo. Yo, en cambio, tenía más. Recuerdo que entraba en la Universidad con una mezcla de miedo, expectación, y prevención con un montón de gente que provenía de lugares y situaciones personales completamente ajenas a las mías. Yo caí en Económicas por descarte. Podría igualmente haber caído en Astrofísica nuclear, o en Literatura asiática, pero en Pamplona, a la Universidad de Navarra, algo tuviste que ver, le dio por poner una Facultad de Económicas, en la que un físico reconvertido como tú, daba clases de Historia Económica. No te voy a mentir: la idea de estudiar Historia de la Economía sonaba aburrida. Muy aburrida de hecho. Sin embargo, ya en la primera clase, se vio que allí había algo más. La asignatura era lo de menos. Lo importante era ver en acción a un sabio, alguien que profesaba entusiasmo por lo que enseñaba, y transmitía un conocimiento de la vida superior al de la asignatura en sí. Eso era lo que enganchaba, lo que mostraba a los jóvenes cachorros, con pelo y todo, el camino a seguir.
La vida me llevó por esos mundos de Dios una vez acabé la carrera, pero dio la casualidad de que Don Ricardo Rovira se cruzó en mi camino, y mira por dónde, cuando me convenció de enrolarme otra vez en la Universidad, en el Instituto de Empresa y Humanismo, el gran Miguel Alfonso volvía a estar en mi entorno vital, más allá de las cenas anuales que solemos tener. Fue realmente aquí cuando cuando comencé a disfrutar de tu sabiduría. Descubrí que el mundo de los dineros y la empresa es apasionante, te exprime toda la adrenalina que tienes en el cuerpo, te reta, te mejora o te mata, y mira tú por dónde, no se me da del todo mal. Pero igualmente descubrí, con tu inestimable colaboración que, en el fondo, soy un intelectual reprimido. Alguien que necesita de ejemplos como el tuyo para seguir vivo. Alguien que necesita de conversaciones motivadoras, que suscite inquietudes que inviten a mirar más allá de la proximidad diaria de la presión de los mercados, alguien que se pregunte ¿pero este juego, de qué va? ¿qué tratamos de conseguir? ¿es este sistema que tenemos el único posible? ¿qué ocurre con la justicia una vez garantizada la libertad? ¿hay una alternativa al socialismo y al liberalismo?
No te jubiles. Bueno, jubílate porque lo mandan los políticos, pero sigue siendo para nosotros un faro. Sigue motivándonos a estudiar, sigue recomendando libros, sigue haciéndonos preguntas inteligentes en los cafés. Sigue moviéndonos de la silla cómoda en la que tendemos a dejarnos caer. Sigue, en definitiva, haciéndonos mejores personas con tu ejemplo y tu buen hacer.
Tu agradecido discípulo

ANTONIO ARGANDOÑA

Querido Miguel Alfonso,
Me alegra mucho unirme al homenaje que te hace la Universidad de Navarra para agradecer los muchos años dedicados a la docencia, a la investigación y a tantos otros servicios que jalonan la vida de un buen profesor, servicios que a menudo no llaman la atención, pero que muestran la talla de un buen profesional.
Desde que nos conocimos en los años sesenta me llamó la atención la amplitud de tus intereses intelectuales y tu capacidad para encontrar visiones de los problemas que, por ser más amplias y más profundas que las de las ciencias sociales al uso, podían ofrecer soluciones mucho más ricas. Luego, como profesor, investigador y divulgador, has seguido en esta tarea, sembrando en las mentes y en los corazones de los que te hemos conocido el deseo de conocer la verdad y el compromiso en defenderla.
Felicidades por todo esto, muchas gracias, y esperamos seguir leyéndote y aprendiendo de tu maestrazgo.

JOSÉ 
TOLEDO NAVARRO

El saber del profesor Martínez-Echevarría, traspasa fronteras; tiene la fuerza, la energía y el poder para transformar la vida de cualquier universitario. He aquí un ejemplo de dedicación y vocación de la docencia.
Gracias por su entrega y ofrecimiento en mi aprendizaje, por compartir tanta sabiduría y por ser modelo de inspiración.   
Sinceramente, gracias. 

JOSÉ 
ANTONIO ALFARO

Estimado Miguel Alfonso:
Se dice que las palabras no sirven de nada si no van acompañadas de actos. En ese sentido, sus comentarios siempre están llenos de sentido común y coherencia, pero sus actos todavía más. Siempre lo consideraré como una persona a la que pedir consejo y no le olvidaré nunca, ni como profesor ni como compañero. Siempre recordaré, además, el cariño y aprecio que sentía por usted Luis Arturo. Además, siempre tendré en mi memoria que fue el presidente de mi tribunal de tesis y los consejos que me dio en ese día tan especial.
Le deseo lo mejor, no se olvide de nosotros, un cordial saludo,

MANUEL ALCÁZAR

Estoy muy agradecido a don Miguel Alfonso
Cuando cursaba el doctoral, fui a pedirle orientación sobre por dónde ir con la investigación. “Yo vengo desde la economía hacia la filosofía. Tu vienes en sentido contrario. Parece que nos hemos encontrado a medio camino”, algo así me dijo. Quedó claro que él me dirigiría la tesis.
Me aceptó cuando le pedí cambiar el tema de investigación. No me dijo nada cuando después volví a desviarme por otro lado. Me dejó meterme en objetos y metodologías diferentes. Era lo que yo creía que había que hacer, y no me puso dificultades.
Creo que era el director indicado sin el cuál no creo que hubiera hecho la tesis que, finalmente concluí, era la que debía hacer.
Me dedicó tiempo, me leyó, me escuchó, me exigió y desafió, me alentó, me hizo reír, siempre con gran cariño. Me llamó al orden, cuando yo andaba extraviado y supo cuando decir: “¡esto ya está! ¡prohibido añadir ninguna cita más!”
Después, nos sigue ayudando en las aventuras que empezamos en el PAD, primero con el programa doctoral y, ahora, con la novedosa maestría en Gobierno de Organizaciones.
Un lujo de director de tesis. Un gran maestro y amigo.
Muchísimas gracias, Miguel Alfonso.
¡Qué bueno que existas-siendo-quien-eres!

MIGUEL
BRUNED 
ARMENDÁRIZ


D. Miguel Alfonso, es un profesor universitario inspirador y comprometido con su trabajo. 
Sin duda de los que quedan en el recuerdo por su profundo conocimiento de la materia y por el interés que genera en el alumno.


FÉLIX 
FERNANDO 
MUÑOZ

Si una virtud adorna especialmente la personalidad de Miguel Alfonso, ésta es sin duda la generosidad. Me refiero a su disponibilidad plena para orientar (también corregir, ¿por qué no?) a quienes en numerosas ocasiones hemos acudido a él en busca de consejo, criterio, recomendaciones bibliográficas (abusando de su erudición), o le hemos pedido su contribución para alguna obra (en mi caso en los libros Procesos de autoorganización y Estudios de Teoría Económica y Antropología), conferencia (como la IX Conferencia Francisco de Vitoria, Persona y racionalidad en Economía), seminario, tribunales de tesis, proyectos de investigación, etc., nunca hemos sido defraudados.
Los que hemos tenido el privilegio de haber trabajado con él, ora como meros discípulos (tuvo la amabilidad y paciencia de revisar mi tesis doctoral), ora como colaboradores, tenemos la absoluta seguridad de que siempre estará ahí, a nuestra disposición, justo cuando necesitemos de nuevo su consejo. 
¡Gracias, Maestro!

ÁLVARO 
TURRIAGO 
HOYOS

Quiero unirme a este merecido homenaje a D. Miguel Alfonso exaltando tres aspectos de su personalidad. En primer lugar su constante alegría andaluza que hizo que sus clases —muchas de ellas densas en contenido— estuvieran siempre salpicadas con anécdotas y apuntes de inigualable buen humor. Pienso que debemos exaltar también su irrefrenable pasión y afán por el saber con una evidente y permanente disciplina de estudio, impresionando vivamente a quienes lo vimos estudiando sus altos niveles de concentración. Finalmente su cortesía y respeto hacia los demás que le garantizaron un exquisito trato, permitiéndole que cuando fuera necesario corregir lo hiciera razonando, imprimiendo siempre un inconfundible toque mayéutico. Para los que hemos estado a su lado por tantos años y nos hemos visto beneficiados de su dirección —él fue director de mi tesis doctoral además de profesor de Teoría Económica—, estos toques tan suyos, nos harán tener siempre los más gratos recuerdos aunados a una perenne gratitud a la vida por habernos brindado la oportunidad de haber encontrado un ser como él. Para quienes hemos sido sus discípulos pienso que debemos reconocerlo como un verdadero Maestro en quien tenemos un modelo a emular.

BLANCA SÁNCHEZ-ROBLES

Estimado Miguel Alfonso,
Quiero unirme al homenaje de la Facultad con motivo de tu jubilación enviando mi más cordial felicitación, a la que deseo unir el agradecimiento por el trabajo que has realizado y del que tanto he podido aprender.
Todavía me acuerdo de aquel viaje a Pamplona, animada por Javier Irastorza . Era un día de mayo de 1987 y yo  estudiaba quinto de carrera. Me señalaste un hoyo en la tierra, en una zona contigua al entonces edificio de Bibliotecas, donde tenía su sede el Departamento de Economía y Estadística, y comentaste: “Esta es la Facultad de Económicas. Empezará en septiembre”. Sonaba increíblemente osado y ambicioso, pero quise unirme a aquella aventura, que tantos frutos ha cosechado desde entonces.
Ese hoyo se ha transformado, con los años, en una potente Facultad, en cuyas aulas se han formado numerosos alumnos y han impartido clases y conferencias multitud de académicos de instituciones españolas y extranjeras, expertos, empresarios y cargos públicos.
De nuevo, gracias por todo lo que me has enseñado. Espero que en los años venideros puedas continuar aportando a tantos campos del conocimiento y la vida universitaria, y disfrutar al leer, estudiar y escribir sobre tus temas favoritos.

JOSÉ 
ANTONIO GARCÍA DURÁN

Gracias Miguel Alfonso, muchas gracias.
En 2005 leí, con muchas resistencias por mi parte, tu trabajo Una antropología para el agente económico. Decías que “la acción humana es equívoca”, porque cada acción “desvela una realidad más plena”. Por eso “es interminable”… ”un relato del que cada hombre es autor y responsable”. “El valor de la vida de cada hombre debe ser juzgado en función de la rectitud de su conciencia, algo que sólo Dios conoce”.
Por eso “la visión racionalista de la vida humana…es consecuencia de una drástica revisión a la baja de la capacidad y potencia de la razón a la hora de guiar la acción humana…razón que se limita a actuar como un algoritmo”. “Lo que hace a los individuos desiguales…es precisamente que sus relaciones son propias y distintas de cada uno de ellos”. “Las preconcepciones deterministas.. son visiones recientes de la siempre amenazadora mentalidad totalitaria”.
Hace unos días, en este 2015, leí la frase: “La persona es alguien, irrepetible e irreductible a la humanidad, a lo común de los demás hombres”. Me di cuenta de que si la entendía y la aceptaba era por haberme enfrentado una y otra vez al mensaje de tus textos. Gracias, muchas gracias.

CARLOS 
MARÍA JARDÓN

Miguel Alfonso:
Hemos pasado juntos momentos muy felices y algunos no tanto. Desde que nos concimos, ya no recuerdo como, me impresionó tu seguridad, tu capacidad de trabajo, tu iniciativa y tu afán de organización, pero sobre todo, tu trato humano, tu comprensión y tu interés por ayudar. Realizamos juntos dos tesis doctorales, preparamos proyectos y nos afanamos por sacar adelante la facultad que ahora te homenajea. Es muy grato el recuerdo que guardo de ti, aunque las circunstancias nos hayan separado ligeramente, sabes que puedes contar conmigo cuando lo necesites. Gracias por el tiempo que pasamos juntos y por tus enseñanzas.

ÁLVARO JOSÉ
CIFUENTES RAMIREZ

Apreciado Miguel Alfonso:
Ha sido un honor poder recibir sus clases sobre el sentido y los elementos básicos de la actividad económica. Siempre tendré presente que “no se puede hacer economía sin antropología y sin metafísica”  y, también, que “las soluciones para las crisis no son técnicas, sino políticas y morales”.
Mis mejores deseos en esta nueva etapa.
Con un afectuoso saludo desde Colombia,

PASCUAL MONTAÑES
DUATO

 Me gustaría presentarme como “simpatizante" de Miguel Alfonso y deciros que este texto os lo dirijo a vosotros. Gracias a Dios, he tenido la oportunidad de decirle a Miguel  Alfonso  lo mucho que le aprecio aunque me cabe la duda de si se lo he demostrado…. Afortunadamente para todos, los dos  tenemos tiempo por delante.
Soy profesor del Instituto de Empresa de Madrid  (IE Busines School) desde 1990. Esta realidad profesional se debe especialmente a Miguel Alfonso. En 1986 acudí  a pedirle que fuera mi Director de Tesis. D. Alberto Ullastres, gran amigo de mi padre, había aceptado ser el Presidente del Tribunal. Como a D. Alberto, no le oculté que era un “defenestrado” del IESE y mi primera  tesis fue suspendida en su Programa Doctoral .
Con el tiempo he aprehendido que esta “contrariedad” resultó, en el mejor sentido de la palabra, providencial. A lo largo de seis meses, todos los sábados nos veíamos una hora para revisar el avance del documento definitivo. Me siento muy privilegiado por esa convivencia intelectual y profesional. 
En la lectura de tesis, en el Aula Magna de la Universidad de Navarra, arranqué la disertación compartiendo que gracias a Miguel Alfonso había experimentado, en sentido positivo, el “Dios, qué gran vasallo si hubiera buen señor".  Es mi mejor piropo a Miguel Alfonso  y su mejor ejemplo: ser un buen señor que para un profesor de Escuela de Negocios  es más que ser un maestro. En un mundo tan confundido sobre lo que es dirigir bien, en un mundo que sabe tan poco de gobierno y en el que se abusa tanto del liderazgo y se admira lo carismático, he preferido aportar  mi experiencia con un gran señor de la vida personal, profesional y espiritual, con  cuya Escuela manifiesto mi compromiso. Dios quiera que pueda ayudar a otros como tú me has ayudado a mí…
No me resisto a compartir el texto de mi agradecimiento en el ejemplar de tesis que le dediqué: "A Miguel Alfonso Martínez-Echevarría y Ortega, que con extraordinaria categoría humana y exquisita  caridad cristiana, se atrevió a levantar “ la piedra desechada por los arquitectos”, permitiéndome dar cauce a mi vocación profesional, que para mí forma parte de mi vocación divina, con enorme agradecimiento y entrañable afecto."

DOLORES
DIZI MENÉNDEZ

La primera imagen que me vine a la cabeza de Miguel Alfonso Martínez-Echevarría es su eterna sonrisa, que refleja su trato cercano y afable. Iniciar la docencia de una Facultad constituye una tarea compleja, pero gracias a su interés, dedicación y preocupación logró crear un buen ambiente universitario, en el que los profesores externos nos integramos e implicamos plenamente con el proyecto docente que se iniciaba.
Aún recuerdo su despacho soleado, en el que siempre estaba disponible, y su sincero interés por conocer cómo nos iban las cosas: si avanzaba la tesis doctoral, los proyectos de investigación que desarrollábamos, las dificultades que teníamos con la docencia… Un trato personal con el que te acogía y arropaba que, a pesar de la distancia, siempre ha mantenido, con especial cariño en los momentos difíciles. Mis mejores deseos para esta nueva etapa que comienzas.

ELENA SANJURJO 
SAN MARTÍN

Muchos son los recuerdos que la figura de Miguel Alfonso nos puede traer a la memoria: tardes de docencia de Estadística e Historia del pensamiento económico en la 02; conversaciones fuera de las aulas por despachos o pasillos de la antigua facultad de Económicas, que continuaron en mi caso en la etapa de doctorado... Recuerdos rebosantes de sabiduría y ejemplaridad, reflejo de la forma de ser de la persona que las efectuaba. Nunca viste al alumno como una vasija vacía que hay que llenar de conocimiento sino, como un fuego que es preciso encender con el conocimiento, y por transmitirnos eso te doy las gracias.

JORGE CHAMORRO ESCALONA

Querido don Miguel Alfonso,
Desde Chile le saludo con reverencia y entusiasmo y me sumo con cariño al merecido homenaje que a VD. se le brinda. Nos toca reconocer hoy su encomiable labor de profesor y científico puesta al servicio del conocimiento y la sabiduría y ¨dando de sí más que pensando en sí ¨.
Me congratulo y le agradezco infinitamente por considerarme VD. su amigo y por haber sido y seguir siendo destinatario de su amable ayuda, de su cariño y de su gran nobleza humana.
Gracias a su labor la Universidad de Navarra ha crecido y seguirá creciendo, se ha convertido VD. en un libro vivo que se seguirá leyendo.
Para Usted don Miguel Alfonso, mucha salud y larga vida, que se lo merece de sobra.

ANTONIO GONZÁLEZ MONTIEL

Querido amigo Miguel Alfonso:
Con sumo gusto y agradecimiento me adhiero al merecidísimo homenaje que te tributa nuestra querida Universidad, de la que me hiciste colaborador y profesor en los pasos iniciales de la Facultad que dirigías como primer Decano. Así estuve feliz durante trece años, a pesar de mis largos viajes.
¡Tantos recuerdos! Aquellos primeros paquetes de programas estadísticos que instalamos en nuestras nacientes y pioneras aulas informáticas, asombrosa innovación de la época que permitía la docencia simultánea e individualizada de decenas de alumnos.
Estas y otras muchas iniciativas tuyas han enriquecido a tantas personas, en particular a este buen amigo que te agradece desde el fondo del alma la lealtad, confianza, afecto y delicadeza que has tenido conmigo y con mi numerosa familia. Y por supuesto las buenas comidas en el inolvidable Manolo de Arquitectura.
¡Que el Señor te premie tanto bien!
Saludos afectuosos de mi familia. Un abrazo muy fuerte,

ALBAN 
D'ENTREMONT

Te felicito por tu jubilación tras una trayectoria memorable, y te deseo lo mejor para los años venideros. A título personal, al margen del afecto y de la amistad de muchos años, te recuerdo que has sido mi mejor valedor en esa Facultad de la que eres pionero y propulsor desde sus comienzos. Como científico brillante y honesto, has sabido reconocer la importancia del medio físico y humano en el que se desarrolla la actividad económica, y siempre has estado dispuesto a aprender de los geógrafos y a colaborar con nosotros con prontitud y generosidad.

JESÚS 
HUERTA 
DE SOTO

Las luminosas enseñanzas del profesor Martínez Echavarría ponen de manifiesto los graves errores derivados de la ingeniería social propia del mainstream hasta ahora dominante en nuestra disciplina, así como del erróneo cientificismo consistente en querer aplicar el método de las ciencias naturales al campo de la acción humana. Solo un enfoque mutidisciplinar, humanista y dinámico, como ha sido el cultivado por el profesor Martínez Echevarría y, en general, por la Escuela Austriaca de Economía, pueden sentar las bases para la necesaria reconstrucción de una Ciencia Económica capaz de impulsar el avance de la civilización y del género humano. Debemos, por tanto, mostrar nuestro agradecimiento al profesor Martínez Echevarría, pero no solo por sus enseñanzas, sino también por su gran bondad y amistad. Le deseamos lo mejor en la nueva etapa que inicia y esperamos seguir contando con sus sabios consejos y siempre grata compañía

MARINA MARTÍNEZ

Entre las muchas suertes que me han tocado en la vida, trabajar con usted ha sido una importante: aprendí mucho y disfruté muchísimo, porque es un hombre extraordinario.
¡Mil gracias!!!

IÑAKI
VÉLAZ 
RIVAS

Gracias por compartir tu sabiduría con generosidad.
Gracias por estar siempre dispuesto a escuchar.
Gracias por tu buen gobierno.
Gracias por tu magnanimidad y audacia.
Gracias por tu buen ejemplo en tantas situaciones.
Gracias por ver la Economía con ojos de humanista.
Gracias por tener siempre la puerta abierta.
Gracias por haber confiado en mí.
Gracias por querer contar con mi opinión.
Gracias por haberme apoyado en las dificultades.
Muchos te consideran un Maestro.
Yo solo digo, con Gracián, que “saber y saberlo demostrar es valer dos veces.”
¡Muchas gracias, Miguel Alfonso!

JOSÉ
TOMÁS
RAGA GIL

Resulta difícil de creer, pero el Prof. Martínez Echevarría ha alcanzado la edad de jubilación, en un momento en el que su clarividencia y conocimiento científico alcanzan cotas capaces de saciar a los más exigentes.
Son muchos lustros de fructífero compañerismo, de amistad y de sincera admiración.
Pertenece Miguel Alfonso a ese grupo de académicos, ansiosos de saber, y de saber sin fronteras acotadas. Sólo así es concebible la armonía que en él encontramos, del cultivo de las llamadas ciencias duras, las ciencias físicas, y su entrega generosa al conocimiento filosófico y a las ciencias sociales, en las que ha ofrecido a la humanidad frutos abundantes.
Por ello, me siento honrado por la oportunidad de expresarle a través de estas letras, necesariamente pobres, mi felicitación por una vida, ejemplo de persona de bien y de universitario intachable, que será testimonio eficaz para las generaciones futuras.
Un júbilo, pocas veces tan justificado.

CLAUDIO SALGADO

Le agradezco a don Miguel Alfonso haber compartido siempre generosamente conmigo su ciencia. Entre los diversos libros clásicos que estudiamos juntos en su despacho, recuerdo con especial afecto el relato acerca del arrendamiento de los molinos de aceite por parte del sabio Tales, en «Política». Este recuerdo especialmente afectuoso se debe a que don Miguel Alfonso me ha ayudado a descubrir, con delicada paciencia y con su vivo ejemplo, el verdadero orden de las riquezas, al igual que el sabio Tales quiso mostrarlo en Mileto y Quíos.

JOSÉ 
LEÓN TABERNA

Más allá de los indirectos vínculos familiares, es un orgullo para mi contar entre mis amigos  con el profesor Martínez Echevarría. Me siento muy honrado al poder felicitarle en este merecido homenaje y enviarle mi sincera enhorabuena por su ejemplar trayectoria docente y su vasto legado didáctico. Intervino, conmigo y con otros empresarios, en la puesta en marcha del proyecto que constituyó la actual CEN. Compartió, también, sus profusos conocimientos económicos para colaborar en la creación del think tank Institución Futuro, pionero en Navarra. Destacaría de él su disponibilidad para ayudar, su curiosidad intelectual, propia de todo buen docente universitario, así como su pasión por la economía y el análisis del comportamiento económico del hombre.  He disfrutado enormemente de su amena conversación y en todos los ámbitos ha sido muy gratificante aprender de él y con él, aunque…. Quod natura non dat….: los dos debemos mejorar nuestro hándicap golfista y lo seguiremos intentando con rigurosa disciplina. 
Gracias por tu amistad.

ELENA ABASCAL FERNÁNDEZ
&
ILDEFONSO
GRANDE 
ESTEBAN

Glosar la figura de Miguel Alfonso Martínez Echevarría no es una tarea fácil. Lo conocimos durante su breve estancia en la Universidad del País Vasco. Rápidamente nos llamó la atención su gran altura científica y su desenvoltura en áreas de conocimiento ajenas a la suya.
Aceptó con generosidad la dirección de una de nuestras tesis doctorales y la orientación sobre metodología cuantitativa de otra que se estaba iniciando. Sabía que su permanencia en aquella universidad no sería larga, y aun conociendo esta circunstancia asumió el compromiso de dirigir las tesis doctorales.
Nos descubrió nuevos enfoques científicos y académicos, nos enseñó metodologías cuantitativas prácticamente desconocidas en la universidad española entonces. A él le debemos nuestra formación cuantitativa. 
Es un gran científico, pero ante todo es una gran persona; noble, generosa, comprometida. Es un gran amigo. Nunca nos ha pedido nada a cambio. Siempre estaremos en deuda con él, en el terreno profesional y, sobre todo, en el personal.

ÁNGEL 
PROAÑO

Querido Miguel Alfonso, como antiguo alumno de la II Promoción de la Facultad de Económicas, recuerdo que en tu discurso de bienvenida al iniciar nuestra andadura como universitarios, en la en aquel momento incipiente Facultad, nos dijiste "Nuestra misión es formar personas, no solo técnicos". Quiero agradecerte que como primer Decano marcaras esa misión así como felicitarte por haberlo conseguido.

ANTONIO TOLSÁ

Mi felicitación y los mejores deseos para el buen amigo Miguel Alfonso en esta nueva singladura de su vida marcada por la jubilación.
A la vez y no menos importante el agradecimiento por la ayuda que me proporcionó para emprender la aventura intelectual y académica de mis últimos veinticinco años.

AGUSTÍN GONZÁLEZ ENCISO

A la hora de escribir estas palabras con motivo de tu jubilación administrativa, sólo encuentro tres ideas: enhorabuena, gracia y adelante. Enhorabuena por tantas cosas logradas, que no voy a repetir, porque las conoces mucho mejor que yo. Gracias por muchos motivos personales e institucionales. Por tu ejemplo, por tu ayuda, por tu sabiduría, por tu buen humor; también por tu comprensión.
Recuerdo entrañablemente los primeros años de la Facultad y aquella Junta inicial –yo llegué algún mes después- en la que tanto trabajabas y donde tanto disfrutábamos los demás. Te agradezco en particular, que me enviaras de “representante” al naciente Instituto de Empresa y Humanismo, luego parte de nuestras vidas. Sólo queda la tercera idea: por mí, seguimos adelante. Como lo administrativo es solo algo accidental de la circunstancia personal, nos veremos, con la gracia de Dios, en las mismas batallas de esta interminable pelea por el saber y el enseñar.
Con un fuerte abrazo

SANTIAGO GARCÍA ECHEVARRÍA

Al Profesor y amigo Miguel Alfonso Martínez Echevarría
La dinámica del conocimiento se soporta en su largo recorrido en la amistad entre los científicos. Sin ella difícilmente se logra ciencia, ya que da la generosidad del saber. En la amistad se consigue esa coordinación compleja y la contribución de la misma al desarrollo de los demás, con lo que se toma conciencia del propio desarrollo personal. Estos son los pilares que garantizan el desarrollo científico, por un lado, y la participación de la ciencia en el desarrollo de las personas.
Investigación y Docencia, que es el eje del pensamiento Humboldtiano de la Universidad, ha guiado permanentemente el reto constante que exige el devenir universitario, del día a día, en su largo recorrido que nunca termina. El Profesor Martínez Echevarría es un claro exponente de esa profunda dimensión de la amistad y de su constante contribución al desarrollo de los demás generando su “bien común” lleno de gran saber y mejor hacer.
Este testimonio de gratitud es, sin duda, esa gran dimensión universitaria de involucrarse en el tiempo, en contribuir, y estoy seguro que podemos contar con tu reto investigador en un largo futuro, en ese largo recorrido que nos permita seguir contando con tu generosidad, amistad y buen hacer. Enhorabuena por tu gran aportación Universitaria de la que puedes estar orgulloso y nosotros profundamente agradecidos por tu contribución y afecto con el que siempre hemos contado. El “largo recorrido” investigador continúa y te deseamos el éxito que se merece y tendrás. Muchas gracias.

GUILLERMO FARIÑAS CONTRERAS

A Don Miguel Alfonso, maestro y guía de ideas y personas, quien me acompañó con sabiduría y aliento en mi tesis doctoral, y de quien aprendí lecciones inolvidables sobre la economía, la empresa y su dirección, y el hombre.
Su fino humor, sus acertados ejemplos y agudas reflexiones, y las oportunas correcciones, hicieron que mis estancias en Pamplona fueran enriquecedoras en todos los sentidos.
Gracias profesor, mentor y amigo, se le quiere y aprecia.
Desde Maracaibo, Venezuela

FERNANDO 
CUBAS 
BENAVIDES

Querido Don Miguel Alfonso:
Para expresarle mi eterno agradecimiento por sus enseñanzas que van más allá de las horas de clase recibidas. Gracias a Dios, mi familia (esposa y mis tres hijos) y yo hemos podido conocerlo más y disfrutar de su compañía, de su gran ejemplo fuera de la Universidad.
Muchas gracias por su amistad y por permitirme trabajar junto a Usted para seguir con la trascendente tarea de contribuir con la formación de mejores personas en Chiclayo, mi ciudad natal, al norte del Perú y muy lejos de Pamplona, lo cual no hacen más que demostrar su gran sencillez y enorme generosidad que identifican a un verdadero profesor universitario, un humanista íntegro.
Como conversamos, en esta etapa vital de júbilo, de alegría, espero que podamos seguir trabajando -que para mí es seguir aprendiendo-, e intentando mejorar nuestra sociedad tan necesitada de la comprensión y fundamento antropológico de las organizaciones.

ELVIRA MARTÍNEZ CHACÓN

El merecido homenaje que la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales dedica al profesor Martínez-Echevarría me da la oportunidad de felicitarle (también a la Facultad) y de expresarle aquí mi agradecimiento por su ejemplo, estímulo y ayuda, durante su decanato y siempre. Quiero, además, agradecerle dos hechos que tuvieron particular importancia para mí, uno al inicio y otro al final de mi vida como profesora de la Universidad de Navarra.
Mi nombramiento en el equipo que trabajó para sacar adelante esa parcela de los estudios universitarios, que pronto se llamó Centro de Estudios Europeos. Gracias, porque el trabajo en ese Centro me resultó muy gratificante.
Finalmente, en los últimos años he podido asistir al Seminario de Filosofía y Economía (o al revés) donde un grupo de universitarios reflexiona, con espíritu libre, sobre  la vertiente más humana de la economía. Esas sesiones me permitieron continuar en contacto con profesores de otras áreas y con temas que estaban aparentemente poco relacionados con mi materia de trabajo.
Por todo ello, gracias y te deseo muchos más años de buen trabajo en esta nueva etapa académica.

LUIS ALBERICO GIL ALAÑA

Hola Miguel Alfonso,
Tan sólo agradecerte tu presencia en la universidad durante tantos años. No me diste clase, pero tuve el placer de asistir a alguna de tus clases magistrales y tengo un recuerdo imborrable de ellas. De hecho todavía me acuerdo de algunas de las ideas de las que nos hiciste partícipe y que me hicieron reflexionar mucho sobre las cosas verdaderamente importantes en la vida. Darle un sentido cristiano y humano a mi vida se lo debo en parte a la Universidad de Navarra, pero también a ti. Te lo agradezco profundamente. Un fuerte abrazo.

CARMEN 
SAN MARTÍN

 He estado dando muchas vueltas para encontrar las palabras adecuadas que recojan tanto aprecio y reconocimiento, y la verdad es que, conforme  me vienen a la mente recuerdos de todos estos años, continuamente se repite en mi cabeza la palabra GRACIAS.
Gracias, Miguel Alfonso, por todos estos años de dedicación, de implicación, de vivencia, y por todos los valores que has sabido trasmitirnos, el enorme esfuerzo que tuviste que hacer para crear una fantástica facultad, cosa no fácil.
Gracias por tu entusiasmo que acabó por contagiarnos a todos, para trasmitirnos que aquello era algo especial (y lo era) y que estábamos haciendo historia.
He aprendido mucho de ti y has dejado poso, me consta que no solo en mí, y como diría Javier Irastorza "eso es lo que importa".
Por todo ello y mucho más ¡¡¡GRACIAS!!!

PILAR MARTÍN-GUZMÁN

Con gran satisfacción quiero unirme al homenaje que la Universidad de Navarra organiza a D. Miguel Alfonso Martínez Echevarría con motivo de su jubilación.
Como compañera de Miguel Alfonso he compartido  con él diversas actividades, y he tenido ocasión de comprobar que entre sus muchas virtudes destaca muy especialmente su generosidad.  Generosidad con sus discípulos, a los que ha dedicado ilimitadamente tiempo y esfuerzos, y sobre todo generosidad con sus colaboradores y compañeros más jóvenes, a los que ha ayudado y apoyado incondicionalmente. 
Estoy segura de que sus compañeros y alumnos de la Universidad de Navarra van a echar mucho de menos su disponibilidad permanente y su entusiasta dedicación.

GREGORIO GUITIÁN

 Me uno encantado a las felicitaciones con motivo de tu jubilación y aprovecho así para darte las gracias por muchos motivos. De entre ellos, quisiera agradecerte sobre todo que en tu trabajo hayas tenido siempre las puertas abiertas a la teología, y más en concreto a cuanto se refiere a la dimensión moral de la economía; no simplemente como quien cordialmente tiene su despacho abierto para cualquier consulta -como has hecho conmigo en varias ocasiones-, sino como quien, no conformándose con ello, tiende puentes, sale a los caminos, por así decir, crea ocasiones de diálogo, etc. Así, desde que me tocó recoger el testigo de don Teodoro, he notado también el interés y la disponibilidad para que desde el primer momento pudiera "tocar" la interdisciplinariedad de la materia en que trabajamos. Y me parece más; me parece que el fundador de esta Universidad bendice desde el Cielo ese empeño de colaboración que lleva a que la economía y la teología estén cada vez más cerca. Como el Edificio Amigos: cada vez más cerca...
Un fuerte abrazo,

RODRIGO MUÑOZ

Toda mi admiración y mi afecto para el trabajo docente e investigador, así como para la persona del Prof. Martínez Echavarría. Me vienen a la memoria en primer lugar los seminarios interfacultativos (CC. Económicas-F. de Teología) que tuvieron lugar por los años 90, bajo sus auspicios y los del Prof. Illanes. Allí se ponía de manifiesto el vivo interés de Miguel Alfonso por la dimensión económica y humana de fuentes de la primera y segunda escolástica, aparentemente lejanas del campo de la Economía. Enumerar los motivos de agradecimiento --y de admiración-- sería interminable. Me limitaré a añadir uno: su disposición para formar parte del tribunal que juzgó mi tesis doctoral. Por todo ello, me uno con mucho gusto al homenaje de gratitud, con la conciencia de quien mantiene una deuda muy difícil de saldar. 

CARLOS
GÓMEZ
MINAKATA

Querido D. Miguel Alfonso,
Pienso que en el fondo todo “reconocimiento” sincero responde a una profunda necesidad de agradecer. Cuando no es posible corresponder ante realidades tan profundas como la vida y la educación —cosa que sucede con los padres y los maestros—, no queda más camino que intentar agradecer con obras —y gracias a ese sentimiento de deuda, también con la palabra— todo lo recibido.
He aprendido muchas cosas nuevas en el curso de Master y en las sesiones del Grupo de Investigación de Filosofía y Economía, pero sobre todo he aprendido —como en la primaria—  a pensar, leer y escribir; y también a considerar los fundamentos de una economía con sentido humano. He aprendido que el “estar en deuda” no se agota en reconocer que debo un dinero más su diferencia de valor en el tiempo. Yo estoy en deuda permanente: ¡Muchas Gracias!

JOSÉ 
TORRES BARAIBAR

Querido Miguel Alfonso:
Sólo tengo dos palabras para los dos años que trabajé a tu lado en el entonces Departamento de Economía Política y Hacienda Pública de la Facultad de Derecho: ¡MUCHISÍMAS GRACIAS! Por tus enseñanzas constantes, especialmente por las que aprendí de tu ejemplo; por tu paciencia conmigo; por tus desvelos y esfuerzos para que pudiera sacar mi tesis con éxito; por tus consejos para ponerme delante de los alumnos todas las semanas ...; por dos maravillosos años que nunca olvidaré. Muchísimas  gracias

JOSÉ MIGUEL SÁNCHEZ MOLINERO

A Miguel Alfonso Martínez Echevarría le tengo que agradecer, sobre todo, su confianza y su amistad, que espero no haber defraudado. Fue su confianza lo que hizo posible mis años de colaboración con la Universidad de Navarra, de los que guardo un recuerdo inmejorable: una experiencia que –no tendré ningún reparo en reconocerlo– ha ejercido una influencia decisiva sobre mi forma de pensar y mi desarrollo como persona. Él ha sido un constante ejemplo para mí por su talante y su modo de hacer las cosas. Muchos estudiantes se han beneficiado a lo largo de los años de su sabiduría, su cercanía y su disponibilidad. ¡Ojalá la Universidad de Navarra y sus estudiantes puedan seguir contando con él durante muchos años! Permítaseme reiterarle en estas líneas mi admiración, mi agradecimiento y mi amistad.

LUIS MORALES 
LA PAZ

Mi apreciado profesor Miguel Alfonso: 
Vaya este mensaje en nombre propio y en el de mi familia para expresarle mi más sincera felicitación por esa extraordinaria carrera académica que usted ha desarrollado, y que hoy no termina, sino que entra en una nueva etapa.
En esa exitosa carrera debo incluir su obra escrita, su enseñanza directa para con sus alumnos y tesistas, y sus discípulos que ahora serán los nuevos maestros. Pero también se debe incluir en su carrera la amistad que usted ha cultivado con todos quienes le conocen. Usted nos dijo en Caracas que la academia se basa fundamentalmente en las relaciones de amistad, y yo me siento honrado de que usted me considere su amigo.
Ha sido todo un honor que haya sido mi Director de Tesis Doctoral. Espero que se sigan repitiendo las recomendaciones de libros, aun cuando yo no entienda al principio para qué me va a servir eso, y que sigamos intentando hacer un buen café venezolano con filtros de aspiradora.
Un gran abrazo!!!

IGNACIO FALGUERAS SORAUREN

Estimado D. Miguel Alfonso:
Con motivo de su reciente jubilación, quisiera felicitarle por su larga trayectoria docente e investigadora que tantos y tan buenos frutos ha dado. A todos los que le conocimos en persona nos ha inspirado su capacidad para ir más allá de problemas típicos que se plantean los economistas y buscar el fundamento antropológico y el sentido ético de la actividad económica humana, cualidad que es difícil de encontrar entre los que se dedican a la investigación en Economía. Además, su apoyo y disposición para debatir cualquier duda o problema que surgía en nuestros inicios como investigadores nos han ayudado a nosotros a ser mejores profesores.
Reciba un fuerte abrazo desde Málaga

JUAN CARLOS PACHECO

Miguel Alfonso:
Muchísimas gracias desde Perú. Tus clases del doctorado han sido geniales, las disfruté enormemente. Has influido directamente en mi vida, en mi familia que te quiere mucho, en mi caso puedo decir con seguridad que has sido un gran maestro, que has sabido llevar mis pasos hasta conseguir metas muy importantes como el doctorado, y de una manera muy personal. Tu buen humor es destacable
¡Gracias, Maestro!

RAQUEL LÁZARO

Muy estimado Dr. Miguel Alfonso, me resulta muy grato unirme a este acto de homenaje que le rinde la Universidad de Navarra. Aprovecho la ocasión para agradecer su docencia, su investigación y un estilo universitario marcado por el diálogo y la atención esmerada a las personas. 

RICARDO CRESPO

Querido Miguel Alfonso:
Con esta ocasión, me vienen a la memoria varios momentos de mi vida en los que el encuentro contigo fue clave y por los que estoy enormemente agradecido. Tanto que en varios casos hasta anoté la fecha. Me da gusto recordar varias de esas ocasiones.
En mayo del año 1992, pasé por Pamplona, donde me aconsejaste y definimos el tema de mi primera tesis doctoral (el miércoles 27 de mayo), desarrollada luego en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo. Hacia 2006 o 2007, en Buenos Aires, me aconsejaste y también definimos el tema de la segunda tesis doctoral, realizada y defendida en la Universidad de Amsterdam.
Nos hemos encontrado repetidas veces en tus viajes a Buenos Aires. Se me han quedado grabados, por ejemplo, un café en un bar junto a la Plaza de Congreso y otro en el Palacio Duhau. Una vez me acompañaste a Mendoza a una reunión de un fin de semana con los filósofos amigos de allí. Pudimos hacernos una escapada hasta el Parque Aconcagua (el viernes 3 de febrero de 2006, 4 y 5 fue la reunión con los amigos). 
También nos hemos encontrado en Pamplona en mis breves estadías allí. Siempre recordaré una excursión hasta Lourdes, pasando por Biarritz y volviendo por Saint Jean Pied de Port y Roncesvalles (el 16-II-2007). Otra vez, me habías llevado a Zaragoza (1-IV-2006) donde tomé el tren de vuelta a Madrid. Y otra, fuimos a San Sebastián (27 de mayo de 2011), donde incluso compramos una teba, me bañé en la Playa de la Concha, almorzamos algo bien marítimo y conversamos bastante sobre un libro que estaba escribiendo.
En todos esos encuentros disfruté de tu charla sabia y amena, de tus consejos que siempre privilegian lo de fondo, lo académico, no dejarse arrastrar por modas o el activismo efímero. En fin, he tenido el privilegio de tener en vos a un gran maestro.
Con el cariño de siempre.

JULIO
POMÉS

Me ha encantado la invitación a participar en este homenaje colectivo a Miguel Alfonso Martínez Echevarría. Tengo un gran motivo para colaborar en este merecidísimo reconocimiento: su influyo me ha ayudado a fundar con éxito el think tank Civismo, la aventura prodigiosa de expandir libertad y sociedad civil, causa a la que dedico mi vida. Sus sugerencias han sido siempre las claves en la mayoría de mis aciertos personales y profesionales. He de confesar que Miguel Alfonso es la persona con mejor visión que he conocido para orientar las cuestiones esenciales y permanentes que configuran nuestras vidas. Tras tantos lustros de trato intenso puedo afirmar que es el mejor educador que he conocido en la Universidad de Navarra. Su labor no se ha quedado en formar economistas. Ha ido más lejos. Ha provocado que muchos de sus estudiantes descubrieran su propio potencial y, además, tomaran la iniciativa de desarrollarlo de acuerdo a su identidad. Si tuviera que elegir un título a la cualidad más sublime que Miguel Alfonso irradia, me quedaría con éste: generador de libertad. Miguel Alfonso, ¡Gracias porque ese algo de ti tan maravilloso que todos los que te hemos conocido has prendido en nuestras vidas!

BEATRIZ PLAZA

En este día de despedidas y agradecimientos, yo tengo la suerte de poder evocar los principios de la Facultad. Llegué a Pamplona en septiembre del 87, después de una estancia de un año en el extranjero, donde había estado estudiando para mi tesina. Era casi una recién licenciada que comenzaba su carrera profesional. El 1 de octubre de 1987, el profesor Martínez Echevarría y un pequeño grupo, en el que sorprendentemente me hicieron hueco, echaron a andar la Facultad de CC Económicas y Empresariales. Estoy segura de que, sin aquella primera dedicación, la Facultad hoy no estaría aquí.

CARMEN ERRO

Conocí a D. Miguel Alfonso, como siempre me he dirigido a él, en los inicios de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Navarra. Yo formé parte de la primera promoción de doctorandos de la recién creada Facultad y, a pesar de provenir de un departamento de Letras, él siempre me animó a seguir adelante. Como fruto de su magnífica formación interdisciplinar y de su enorme interés intelectual, D. Miguel Alfonso dio desde el primer momento una gran cabida a las Humanidades en los planes de estudios del nuevo centro.
Tanto en la etapa en la que asistí a sus clases como alumna, como posteriormente, cuando trabajé a sus órdenes en el Instituto Empresa y Humanismo, fue un referente para mí por su sabiduría, su capacidad profesional y su calidad humana. Esta combinación de factores, bastante inusual en una sola persona, propicia que recuerde aquellos años como una de las etapas más completas y estimulantes de mi carrera.
Por todo ello, D. Miguel Alfonso, le estoy enormemente agradecida y le animo a que, a pesar de su inevitable jubilación, siga ejerciendo una influencia tan positiva en las personas de su entorno.

RAFAEL TORRES SÁNCHEZ

Gracias, Miguel Alfonso. Gracias, por darme la oportunidad de desarrollar un proyecto profesional en la Universidad de Navarra. Gracias, por todo lo que, con tu ejemplo, me has enseñado. De una manera clara, la importancia de relativizar las graves y siempre urgentes pequeñas cosas de este oficio. Tu tranquilidad y seguridad, ha sido siempre el mejor de los ejemplos. Y, gracias, Miguel Alfonso, por tu teoría de la "caja de herramientas", que tan útil ha sido en mi vida: lo importante no es la herramienta, que se puede comprar, sino cómo usarla y para qué, que sólo el tiempo, oficio y los buenos maestros te permiten usar. Miguel Alfonso, gracias, de todo corazón.

MARCELO LOPRETE

Querido Miguel Alfonso,
Te conocí un lejano invierno de 1987, como Director del Departamento de Economía, de la Facultad de Derecho de nuestra Universidad de Navarra. Habías venido del País Vasco y tenías una impronta de calidez humana y rigor científico, que no había visto nunca. Desde el primer momento me dije, “quiero  estar con este Profesor y aprender todo lo que él me pueda enseñar, como académico y como persona”. Solo un año y medio después pude comenzar a trabajar contigo.
Pasaron los años, defendí mi tesis que generosamente me dirigiste y coincidimos en el tiempo en nuestras experiencias académicas en Estados Unidos, donde compartimos planes.
Luego vino mi regreso a Argentina, mi casamiento, los chicos, y siempre estuviste presente. Tanto Inés, cuanto Matias y Lucía, te adoran. Yo te estimo como amigo y te respeto y admiro como maestro.
Gracias por tu generosidad de que fui objeto.
Un gran y fuerte abrazo.

MARIBEL TOLEDO

Querido Miguel Alfonso:
Sólo darte las gracias por tu gran generosidad a lo largo de todos estos años de dedicación a la universidad.  
Te deseo, porque te lo mereces sobradamente, lo mejor para esta nueva etapa. Estoy convencida que seguirás disfrutando del cariño de los  compañeros, discípulos  y  amigos.
Un fuerte abrazo

WENCESLAO GIMENEZ BONET

Un caballero sin igual. Un maestro que transmitió conocimientos pero enseñó con el ejemplo.  Un gran comunicador para todas las audiencias. Un académico brillante. Un persona íntegra, sencilla pero profunda, que sabe mirar en lo hondo del corazón y de la razón. Un ser humano excepcional que despierta admiración en legos y eruditos por lo que sabe, por lo que hace, por lo que dice, por cómo lo dice, por el consejo y el aliento que imparte.
Todo esto, y más, es para mí D. Miguel Alfonso, a quien conozco como persona, como amigo, como profesor, como conferencista, como jefe, como decano.
He tenido el placer de tratarlo en España, en Argentina y en Guatemala, y puedo afirmar que en cualquier lugar del mundo por donde él pasó, platicó, enseñó, conferenció o debatió, dejó un legado que trasciende lo puramente profesional y académico. Las anécdotas se acumulan en mi memoria y en la de mi familia, y el esbozo de alguna de ellas despierta una sonrisa.
Su huella está y estará por siempre en quienes tuvimos la suerte de estar cerca de él. 
D. Miguel Alfonso ¡muchas gracias!

MINERVA ULLATE

Miguel Alfonso Martínez Echeverría, para los alumnos de la primera promoción de Económicas, “el Decano”. Aunque hubiéramos necesitado mucho más de él que lo que tuvimos la suerte de disfrutar, este hombre sereno, sonriente, amable, sabio y humilde, al introducirnos en el último curso a la historia del pensamiento económico nos mostró que había más cosas  que las que hasta entonces habíamos podido aprender en nuestra vida universitaria. Nos abrió un horizonte intelectual. ¡Gracias!

ÁLVARO BAÑON

Para los alumnos que en 1987 inauguramos las "instalaciones" de la Facultad, D. Miguel Alfonso era, como dicen arriba, "El decano". Todavía recuerdo su primera intervención en la ampliación de bibliotecas (nuestra sede) con los operarios terminando las puertas del aula a martillazos. Hacía falta tener mucha, mucha ilusión, arrojo y ganas para meterse y meternos en una aventura tan bonita.
Posteriormente lo tuve de profesor de estadística (que mérito el suyo el enseñarme estadística, qué paciencia), e Historia del Pensamiento Económico, donde lo conocimos en su otra faceta y en la que de verdad le vimos disfrutar. Siempre con una sonrisa y siempre con un momento para cada alumno. Todavía tienes mucho que enseñarnos a alumnos y a profesores, Decano.

JAVIER
IRIGOYEN BARRIO

D. Miguel Alfonso se cruzó en mi camino hace casi dos décadas (aunque mejor considerarlas tres si tenemos en cuenta que fue en una de las aulas de la Facultad que él puso en marcha) y para mi sorpresa consiguió inculcarme el gusto por la Historia del Pensamiento Económico.
Cuando he visto que se jubila me ha dado pena, no por él, que se lo merece y seguro que lo disfruta, sino por todos esos alumnos que no van a poder disfrutar oyéndole y viendo la pasión que transmite.
Un abrazo muy fuerte D. Miguel Alfonso y gracias por su dedicación.

IGNACIO 
COUPEAU

Conocí a Miguel Alfonso en 1985. Podría recordar muchas cosas, y muy divertidas, porque siempre nos estábamos riendo (bueno, casi siempre). Sólo diré algunas.
Fue el primer jefe que tuve en la Universidad, pusimos en marcha el CTI, y lo hicimos andar como pudimos; la verdad, me enseñó todo, que en la Universidad es mucho.
Fue mi director de tesis, maestro, y primer Decano.
¡Gracias!

CARINA 
PUEYO

Después de leer tan cercanas semblanzas, a mi me gustaría compartir con todos la visión que desde las aulas de la Facultad, como alumna de la primera promoción, tuve del que era "nuestro Decano". 
Eran años en los que todo estaba por hacer (menos el mejor claustro que estuvo allí desde el primer día) y en los que nuestro homenajeado dirigió una empresa que a mi hoy me sigue pareciendo inquietante, por sus 3 componentes: una nueva Facultad, de Económicas y en la Universidad de Navarra. 
Como un empresario y académico de primer nivel ha transmitido a la Facultad su visión de empresa humanista. En aquellos años, con aquella Facultad a su cargo, fue el alquimista que convirtió nuestra ilusión y trabajo duro en darnos el oficio de la empresa, entendida como una manera de servir a los demás. Y eso fue un privilegio.
Gracias, Decano.

GERARDINA
RODRIGUEZ
ZABALETA

Mi querido Profesor: tantas bellas palabras que he leído a través de esta página me parece poco para lo que usted es: como persona, como investigador y sobre todo un Gran Profesor.
Las clases que nos impartió aquí en Guatemala, fueron para mí un impacto con la verdad, posteriormente ese estrellazo me dió una luz que me abrió un camino amplio, arduo y duro de recorrer; al final esa luz se convirtió en paz, serenidad y felicidad. 
Doctor, gracias por llevarme a lo que tanto había anhelado: la verdad.
Gracias por la justicia que usted hace dentro de las clases, en sus evaluaciones.
Gracias por ser tan verdadero y no tener miedo de hablar de Dios en las clases y por llevarme intelectualmente a la comprehensión de la justa relación entre fe y ciencia, entre razón y verdad.
Cómo me hubiera gustado conocerlo a mi termprana edad universitaria en las que tuve que sufrir el desencanto de profesores ateos, cientificistas, freudianos, liberales, comunistas que desorientaban el intelecto de los jóvenes. Profesores como usted necesitamos en América.
No tengo el flujo y riqueza de lenguaje que tienen los españoles dueños de las letras, aún así, me he lanzado a escribirle con un humilde lenguaje para expresarle lo que usted a significado, no sólo para mí, sino para todas las personas que han estado en contacto con usted,
Gracias, gracias y gracias, todo esto se queda corto a lo que usted es y merece,

RAFAEL 
ORTEGA 
SOUVIRON

Aprovecho esta gran oportunidad para unirme a este merecidísimo homenaje a tu carrera y a tu persona. Es de justicia reconocer y agradecer lo mucho que has dado por nuestra facultad y por todos los alumnos que hemos pasado por ella. Como alumno de la primera promoción, recuerdo fueron años complicados, los comienzos, una gran aventura que sabíamos como empezaba pero no teníamos claro cómo terminaría. Como cualquier gran empresa, no exenta de riesgo. Pero gracias a Dios y al trabajo, mucho y bueno, tuyo y de tu equipo, llegamos a buen puerto. Gracias, muchas gracias.
En lo personal, quisiera agradecerte una vez más lo mucho que me diste tan generosamente, en todas las dimensiones: académica, profesional y sobretodo humana. Gracias por tus sabios consejos, gracias por tu visión, por tus enseñanzas, por tu sentido del humor, por tu cariño y también por tu firmeza cuando fue necesaria, pero sobre todo, gracias por tu ejemplo que tanto me marcó en aquellos años para la vida.
Para terminar, gracias por esa profunda y perenne sonrisa que nos contagia alegría y optimismo. Gracias por todo MAESTRO!

RAFAEL 
ALÉ 
RUÍZ

He tenido el honor de conocer a D. Miguel-Alfonso Martínez Echevarría hace tan solo unos pocos, muy pocos años, yo ya superaba los 50 por entonces.  
Nuestra primera conversación terminó de forma totalmente imprevista con el ruego de que me aceptase como discípulo, tal fue el impacto de su cordialidad, visión, coherencia vital y solidez intelectual. También nuestro primer encuentro fue la primera lección, la de un sabio que con su sonrisa respetuosa y afable te enseña a cultivarte cultivándose, y haciéndolo de forma evidente, sencilla, diciéndote sin decir pero haciendo ¿lo has comprendido?
Con la misma sonrisa me ha hecho enfrentar mis miedos y mis evidentes carencias, no sin antes darme herramientas con su correspondiente manual de instrucciones, presentarme a otras personas buscadoras de verdad y enraizarme en grupos de investigación que la cultivan, con lo esencial y profundo de la amistad, con grandeza.
Querido maestro, gracias por distinguirme con tu amistad, por compartir conmigo conocimiento y sabiduría, por aceptarme como discípulo.
Un abrazo fuerte.

RICARDO 
PÉREZ 
MERINO

Apreciado Miguel Alfonso.
Es para mí un verdadero placer escribir unas simples letras sobre una de las personas, que, seguramente sin ser consciente de ello, más han determinado mi vida tanto profesional como personal.
Efectivamente aquel 2 de octubre de 1987 queda muy lejos y me cuesta recordar algunas cosas, pero otras han quedado permanentemente en mi memoria de alumno de primer curso de Economía, sin saber muy bien dónde estaba y lo que esperaba. Eran días de clases magistrales impartidas por profesores que, sin ayuda de power point, micros inalámbricos y estos otros avances que se utilizan hoy en día, nos impartían cosas mucho más importantes que la Econometría y su ruido blanco, la Macroeconomía y su archifamosa IS-LM y muchas otras cosas de las que, afortunadamente, no guardo ningún recuerdo. Estos profesores nos enseñaron VALORES, con mayúsculas. Valores que han constituido la herramienta que más me ha servido en mi vida personal y profesional. Profesores liderados por la figura, siempre sonriente y dispuesta a escuchar, de Miguel Alfonso que, sobre todo, irradiaba ilusión de cara al futuro y tranquilidad ante las goteras (incluso físicas) que siempre aparecen en lo que ahora llamamos "startups" y que tan de moda están. Aquella Facultad sí que fue una auténtica "startup"!!!!!
Fueron 5 años maravillosos que tuvieron como colofón la que, al menos para mí, fue la mejor clase que he recibido nunca: fue impartida por el profesor Martínez Echeverría y, entre otras cosas, versó sobre las grandes culturas gastronómicas mundiales. Siempre que he tenido la oportunidad se lo he recordado.
Creo que de bien nacidos es ser agradecidos: gracias muy sinceras a la persona que pilotó el proyecto que me ha permitido desarrollarme profesional y personalmente (y de paso conocer a la que hoy es mi esposa y madre de mi hijos).
Quedo enormemente agradecido.
Economista-Alumno de la Primera Promoción (1987-1992)

HIPÓLITO 
NAVARRO 
RODRIGUEZ

Queridísimo Miguel Alfonso:
Como se ve en estas innumerables semblanzas de esta laudatio, el rastro que has dejado en la vida académica es de summa cum laude, y la huella que has dejado en las incontables personas que han tenido la suerte de relacionarse contigo será siempre imborrable e inolvidable.
Aquellos cursos en los que me diste la oportunidad de trabajar contigo fueron muy dichosos. Lo cierto es que llevabas toda la carga -quitando hierro y solucionando un problema tras otro- y yo más bien estorbaba por mi inexperiencia. Sin embargo, siempre confiaste en mí, en que podría aportar un modesto granico -como dicen en nuestra Murcia- de arena.
Desde el primer momento se veía que eras un volcán de iniciativas. Y así fuimos pasando del Departamento de Economía Política de la Facultad de Derecho al Departamento Interfacultativo de Economía y Estadística. La entonces Secretaria de la Facultad, Estela Llano, veía con simpático horror cómo era "asediada" con decenas y decenas de escritos numerados. Como todo volcán, se veía venir que si había comenzado a estar en ignición, podía haber alguna traca gorda final. Y efectivamente, llegó la ansiada Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, con multitud de detalles para recordar con cariño, que sería prolijo contar aquí y que otros ya han comentado.
Siendo como eres un hombre de Ciencias, has tenido la humildad de dejar en su sitio, en su función de instrumento fundamental, el aparato cuantitativo en economía. Cosa nada fácil. Pero tus hondas raíces humanistas lo han hecho posible.
Sí, Miguel Alfonso, nada humano te es ajeno. Recuerdo cuando viniste a Palma, cuando presidiste el tribunal de mi tesis doctoral en Economía, cómo entre otros muchos comentarios, consejos y sugerencias, citaste a Ludwig Wittgenstein, presentes José Miguel Ponce y José María Marín, y desde luego mi Director de Tesis, José Antonio García-Durán de Lara, que es igual que tú: académico, persona y humanista excepcional. 
Para terminar, después de lo dicho, está manifiestamente clarísimo que eres una persona entrañable, con un humor y una sorna (con perdón) finísimos, que eres un conversador nato, con el que uno disfruta, aprende, se divierte y lo pasa como nunca.
Es verdad que, como se dice, está feo echar flores al otro si no se ha ido todavía arriba, con nuestro queridísimo Javier Irastorza, con tu gran amigo Emilio Soldevila (gracias a ti me dirigió la tesis de licenciatura) y tantísimos que ya están en la Facultad de Economía Imperecedera, y si encima está presente, como en este momento, pero como dicen en Murcia, es igual pero no es lo mismo, porque Dios te ha dado unos cuantos dones, que los demás hemos aprovechado y ¡de qué manera!
A pesar de tanto que he escrito, tengo una absoluta certeza de que no tengo palabras para expresar mi agradecimiento más cariñoso por tu entrega a instituciones y personas, particularmente a la Universidad de Navarra, a sus grandes Cancilleres el Beato Álvaro del Portillo y el Obispo Prelado Mons. Echevarría, y cómo no, al Fundador de nuestra queridísima universidad, san Josemaría.
Un abrazo fortísimo, con muchísimo cariño, de Poli, y ¡hasta siempre!

FERNANDO FERNÁNDEZ

Dos instituciones, AEDOS y LA RÁBIDA, nos convocan, querido Miguel Alfonso, desde hace muchos años, con otros amigos comunes, a proyectos y empresas genuinamente universitarias. Esos colegas no aparecen en este laudatorio
porque probablemente no han tenido conocimiento de tu homenaje; pero seguro que les hubiera encantado ponerte una afectuosa dedicatoria.
Oso atribuirme la voz de todos ellos para expresarte el testimonio de cariño y admiración por tu vida y trayectoria académica, merecedoras de egregio reconocimiento.
Gracias, Miguel Alfonso. ¡Que Dios te lo pague!

IGNACIO FERRERO

Querido Miguel Alfonso, no podía imaginarme la primera vez que te vi en ese anexo a la biblioteca que se convirtió en la recién nacida Facultad de Económicas, que ibas a marcarme tanto en la vida. No sólo porque me abriste las puertas de la Facultad como alumno libre (excepción que agradezco profundamente), sino porque has sido desde ese día un consejero siempre presente. A veces los consejos venían directamente de tu persona, otras por medio de intermediarios recomendados por ti, y muchas otras, la mayor parte, de tus obras, sabias y calladas. Un verdadero maestro enseña en todo momento, con su palabra, con sus escritos y con su propia vida. Miguel Alfonso, me siento muy agradecido por haber aprendido de ti, (realmente menos de lo que podría...) en las tres facetas. Ya no podremos disfrutarte más en clase, pero podremos seguir enriqueciéndonos con tu obra y sobre todo con la contemplación de tus obras. Muchísimas gracias

IDOYA ZORROZA

Estimado D. Miguel Alfonso. 
Gracias por encarnar de manera tan humana y al tiempo tan privilegiada qué significa ser universitario: pasión por conocer, por encontrar respuestas inéditas a los retos antropológicos de nuestro tiempo; pasión por comunicar y educar lo que con trabajo ha atesorado; y sobre todo, con amabilidad y cercanía crear un espacio donde todos son bienvenidos, todos son escuchados, valorados y atendidos, en una reunión en la que crecemos juntos.

CHRISTA 
BYKER

Professor Martínez Echevarría is an exemplary teacher and person. Intelligent, probing, humorous, he embodies what a teacher ought to be and, because of this, his classes most definitely define a before and after in the lives of his students. After all of his years dedicated to teaching, writing, and research, he carries on in his search for truth; indeed, it is a thing of envy and an inspiring fact that life continues to awe him enough to continue in that search.  Thank you, professor, for everything, your example above all.  

JUAN CEIJAS MARTÍNEZ ECHEVARRÍA

Querido tío Miguel Alfonso: Coincido con todos los escritores que aquí he encontrado, los cuales ensalzan y agradecen las aportaciones que de ti han recibido, no solo como profesor, sino también como persona. Aunque yo nunca he estado formalmente matriculado en una clase tuya, he recibido, directa e indirectamente, muchas de tus lecciones. Directamente en charlas mantenidas con ocasión de encuentros familiares en las que con tus comentarios me animaste a seguir una trayectoria intelectual semejante a la tuya: Los dos empezamos nuestra formación en el mundo de la física y las matemáticas, la electrónica y los ordenadores, pero buscando un conocimiento más profundo, nos dimos cuenta de que la Verdad es más simple y perfecta que las ecuaciones y que el servicio a los demás no se mide con variables economicistas. Yo seguiré intentando caminar por esta senda, aún consciente de que no alcanzaré tus cimas. Indirectamente mediante consejos de tu madre quien nos incitaba a nosotros, sus nietos, a ser estudiosos como sus hijos y nos decía: “De mis hijos, el que peores notas sacaba de niño, ahora es catedrático”. Al ponerte como modelo para nosotros, hacía una elección segura para la transmisión de los valores que ella inculcó a todos sus hijos y que tú perfectamente asimilaste: Las cosas se hacen bien, con la mejor perfección que cada uno pueda, sin rebajar la exigencia, por amor a Dios y, de ser posible, ¡rápidamente!

JAVIER
DUARTE SCHLAGETER

Queridísimo Miguel Alfonso.
Después de leer todos los agradecimientos y homenajes que preceden a este, creo no decir algo que ya se haya dicho.
He tenido la suerte de conocerte y tratarte desde el 2001. No tanto como me hubiera gustado. Además, los cursos que tuviste a bien impartirnos en Guatemala me han marcado.
Te quiero agradecer mucho todos los conocimientos que he aprendido de ti. Tengo que reconocer que te he copiado de tu pedagogía. Te agradezco sobremanera tu profundidad de análisis, tu afán de seguir aprendiendo, tu capacidad de resumir y conectar ideas de unos y otros. En definitiva, gracias por ser Maestro.

JOSÉ 
MARÍA
DE LA 
CUESTA

Para quien, como es mi caso, considera, en tanto que jurista, que la realidad condiciona el sistema jurídico y, en tanto que mercantilista, que su disciplina no es sino el conjunto del derecho privado patrimonial reclamado por el sistema de mercado, contar con que, desde la Universidad, hombres como tú, querido Miguel Alfonso, cultiváis y propagáis la buena doctrina económica centrada en la acción humana libre, era referencia de la buena doctrina jurídica que, por serlo, no ha de determinarse según el dictado arbitrario de ingeniería social debido a la intervención del poder.
Confío en que tus enseñanzas habrán cuajado en quienes continuarán difundiéndolas y en que la "navaja burocrática" -mucho más efectiva en cierto modo y por desgracia que la de Ockam- no nos prive de tu pensamiento en el futuro.
Enhorabuena, gracias y un abrazo.

GENARA
CASTILLO

Estimadísimo D. Miguel Alfonso:
Desde la primera vez que me atreví con la propuesta de invitarle a Perú, a la Universidad de Piura, empecé una deuda de gratitud por todas sus enseñanzas tan profundas e integradoras de ciencia y filosofía, y por el rigor y la seriedad de su tratamiento. Me uno de todo corazón a este homenaje y ya sabe que le esperamos aquí en Perú con una inmensa alegría. 
¡Un saludo muy cordial desde estas tierras peruanas!


EVELYN 
DE LEÓN

Tengo el privilegio de ser alumna del Dr. Martinez-Echevarría en la Maestría de la UNIS y el honor de que haya aceptado ser mi director de Tesis. Muchas cosas he aprendido de usted y de sus clases, teorías muy valiosas para no perder la esperanza en el mundo económico, pero una frase particular que me quedó grabada es ¨el que estudia solo, se embrutece...¨ Gracias Doctor por el tiempo dedicado a esta Universidad: su pasión, paciencia y saber; acá tiene su casa. Merecidísimo homenaje para un verdadero ¨profesor¨, que Dios lo bendiga.

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